Las vacas de la impotencia
La gran mayoría de las limitaciones que creemos tener son ideas absurdas acerca de nuestras propias habilidades. No debemos aceptar ninguna limitación sin cuestionarla.
- Lo que sucede es que yo nunca he sido bueno para eso.
- Seguramente el éxito no es para todo el mundo.
- Lamentablemente, mi gordura es un problema genético. No hay nada que yo pueda hacer.
- Lo que uno no asimila de pequeño es muy difícil aprenderlo de grande.
- Mi problema es que soy muy tímida. Creo que esto es de familia ya que mi madre también era así.
Todas estas ideas nos limitan y nos hacen sentir impotentes. En cierta ocasión estaba hablando con un grupo de jóvenes sobre este tópico, y para asegurarme que la idea quedaba totalmente clara, le pregunté a uno de ellos qué tan bueno era él con los lanzamientos desde la línea de tiro libre. Sin siquiera pensarlo, él respondió: “No, no yo. Yo no soy bueno para el básquetbol”.
— ¿Has jugado mucho? —le pregunté intuyendo su respuesta.
— No. ¡Nunca!
— Entonces cómo sabes que no eres bueno para eso. A lo mejor tienes una habilidad natural para ello, o es posible que sea mucho más fácil de lo que piensas.
¿Si ves? No podemos asumir que no somos buenos para algo, simplemente porque nunca lo hemos hecho. Sólo aprendemos y adquirimos experiencia cuando hacemos, no cuando pensamos en hacer, planeamos hacer o hablamos sobre lo que debemos hacer, sino cuando hacemos. La única manera de matar la vaca de la impotencia es actuando, convirtiéndonos en personas de acción.